miércoles, 2 de febrero de 2011

Cómo están las cabezas

Seguimos aquí, buscando cosas que contaros y os distraigan, y no es fácil. Y menos cuando pasamos la mayor parte del día en casa, sobre todo Marco. El máster que fue fantasma durante unas cuantas semanas de repente se convirtió en demasiado real. Los trabajos y exámenes empezaron a aparecer de debajo de las piedras. Así que, después de nosecuantasmilhorasynosecuantosdíasconsecutivos encerrado y cara a unos apuntes en idioma extranjeroextremadamentenecesarioparaelfuturo, Marco quería decir algo como "te ha salido un truño" o "te ha salido una chufa" y dijo "te ha salido una trufa".
Así me he acordado de un amigo de la adolescencia que un día soltó un "¡mola un muñao!" que se convirtió en nuestra frase favorita. O de un juego de "habilidad mental" en el que me decían tres palabras y tenía que unirlas de forma estéticamente atractiva y del que salieron perlitas como "tomachucornio" y "piestrillaso". O de un paseo por Berlín que estuvo "muy muay".
En Etiopía todavía no hemos creado mucho más que ese "te ha salido una trufa", pero no nos hemos quedado cortos en imaginación (o tontuna, como quiera llamarse) a la hora de llenar nuestros sábados de ocio. El pasado sábado, sin ir más lejos, en un momento dado decidimos hacer nuestro propio Factor X o Ethiopian Idol. Todos dimos lo mejor de nosotros: hubo carreras a cámara lenta y marcha atrás, bailes, marionetas humanas, yoga para principiantes, malabares, salto a la comba con pierna sustituyendo a la comba...
Ahí no queda todo, los humanos somos capaces de cualquier cosa por pasarlo bien: carreras de carretillas en el jardín, pintarles la cara a los compañeros, comer galletas rellenas de salsa de ostra aparentando que nos gustan...
Y digo yo: ¿qué haríais vosotros si no tuvieseis tele, ni cine, ni bares chulos, ni (en ocasiones) electricidad? Pues disfrutar de estas cosas con los amigos, ¿o no?

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