martes, 26 de octubre de 2010

Nuevo hogar. Antiguos amigos.

Domingo 24 de octubre. Fecha esperada desde hacía días. Por fin dejamos nuestro hotel, tempranito y sin previo aviso, dadas las sospechas que nos suscita el recepcionista, que desde hace semana y media trata de sonsacar información sobre la localización de nuestra choza y el momento de mudarnos. Tomamos dos motocarros y nos lanzamos a la conquista de nuestra ansiada morada.

Ana cuenta los minutos para llegar, y se ve en menos de una hora en el mercado comprando menaje. Marco es un poco más receloso.

Llegamos. Y viene nuestro casero, que vive a unos 500 metros.

  • Good morning!

  • Hello!

Y entramos.

Si algo estamos aprendiendo sobre este país es que las cosas no son fáciles ni mucho menos se hacen a la primera; aquí se pelea. Y al abrir la puerta, primera sorpresa: en el salón falta la mesilla central y la tele de 25 pulgadas se ha transformado en una de ¿13?. Ana ya es consciente de que no podrá comprar en toda la mañana.

Segunda sorpresa: en la cocina no hay frigorífico. Nos hierve la sangre.

No entraremos en detalles, pero los dimes y diretes nos llevaron unas 4 horas. En la casa llegó a haber hasta 8 personas. Finalmente, conseguimos la tele grande, la mesilla y el frigo. Nos estamos haciendo fuertes.

Y ya que estamos en plan reivindicativo, decidimos hacer una visita a un viejo conocido.

Resulta que nuestra cama es más pequeña de lo que pensamos a primera vista. Por suerte, la negociación con nuestro anterior casero, Mohammed, había concluido con el pago de ciertos enseres entre los que se incluían un colchón de 1,50, un somier y un calentador de agua para la ducha. Y obviamente, nuestro pensamiento es el de: si lo pago, es mío.

Y eso le explicamos a Mohammed. Pero no era partícipe. Y no entraremos en detalles, pero zanjamos la hora y media de tira y afloja citándonos en los tribunales.

Como podréis imaginar, conocemos a 20 abogados en la ciudad que están ocupándose del caso.

¿ Alguien sabe a cuánto va el colchón de matrimonio?

3 comentarios:

  1. Pero bueno, ¿cuándo os van a dejar tranquilos y que os podáis relajar un poco y os centréis en lo que habéis ido a hacer ahí?, es impresionante el aguante que estáis teniendo. Supongo que cuando regreséis a parte de la experiencia profesional y curricular os deben de dar el título de licenciados en PACIENCIA. ánimo y good luck

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  2. Por supuesto: todo lo correspondiente a los muebles que pagasteis del otro alquiler es vuestro!! Nosotros también tuvimos que comprar "voluntariamente" una secadora que sube exponencialmente la factura mensual de la luz, y que, al final, no usamos nunca. Pero es nuestra, y la venderemos cuando nos vayamos de aquí.
    Ánimo, lo mejor de todas estas cosas es aprender a respirar, contar hasta 10, relativizar y controlarse uno mismo.
    Un beso muy gordo, tengo ganas de hablar con vosotros!

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